La Crucifixión de Giovanni Donato da Montorfano, la otra obra del Cenáculo. La escena representa el Calvario de Jesús de Nazaret, figura central y situada a un nivel superior, rodeado de cuatro ángeles. A sus laterales se encuentran Dimas y Gestas, más conocidos como el Buen Ladrón y el Mal Ladrón. Éstos, a diferencia de aquél, se encuentran atados con cuerdas a la cruz y no crucificados. Su identificación es sencilla porque generalmente el Buen Ladrón está colocado a la derecha de Cristo, mirándole de frente y con un semblante tranquilo; en cambio, el Mal Ladrón está a su izquierda, mirando hacia abajo y con gesto de sufrimiento. Además, en la cabecera del primero aparece un ángel que aguarda su muerte para llevar su alma a los cielos, ya que se ha arrepentido de sus pecados y ha sido perdonado, mientras que en la del segundo asoma un demonio de piel oscura que lo llevará consigo al infierno. A los pies de Jesucristo llama la atención la figura desolada de María Magdalena. Aparece a la altura de los ojos del visitante, llorando horrorizada y abrazada al madero. Tradicionalmente es representada con el pelo largo y suelto (a diferencia de las restantes mujeres de la escena cuyas cabezas están cubiertas), manto rojo y con la calavera, símbolo de humildad y penitencia. A la derecha de Jesucristo aparece la Virgen María ataviada con un manto azul y acompañada de un grupo de mujeres. Son las Santas Mujeres o las Tres Marías, habitualmente representadas de forma secundaria en la iconografía cristiana y cuyas identidades exactas son discutidas. A su izquierda, nos mira con tristeza una silueta solitaria que intuyo es el Apóstol San Juan. Me llamó la atención su atuendo debido a que siempre le he visto vestido de verde y rojo, pero su rostro joven y el hecho de que fue quien acompañó a la Virgen y a María Magdalena a los pies durante el Calvario, me llevan a esa conclusión. Los personajes se encuentran formando pequeños grupos de forma prácticamente simétrica, con la salvedad de San Juan, María Magdalena y dos frailes dominicos que oran arrodillados frente a la cruz. Asimismo, en ambos extremos aparecen santos y santas pertenecientes a la orden dominica, pues no debemos olvidar donde se encuentra ubicado el fresco. Ya en un segundo plano una muchedumbre de soldados y hombres a caballo, pintados con gran detalle, les rodean sobre un fondo en el que se atisba la ciudad. Sorprendente su intenso colorido.
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