SEÑOR DE LOS MILAGROS PATRON DEL PERU
Santuario de Nuestra Señora de la Piedad de Almendralejo
El Monumento a Don Pelayo en Covadonga
La Santa Cueva de Covadonga
El Santuario Nacional de Cristo Rey
La iglesia de San Pedro y San Pablo en la isla de Tabarca
Chiesa dei Santi Apostoli (Venezia)
Cupola of centra nave in Basilica dei Santi Ambrogio e Carlo al Corso by Pio Paolini from (1678 - 1681) and sculptures of Jesus Christ, Rome, Italy
BASILICA DEI SS. AMBROGIO E CARLO
El Crucifijo de madera del siglo XVI EN SANTA MARIA IN VIA
Santa Maria del Pozzo Madre e Regina di Misericordia
SANTA MARIA DEL CARMELO EN TRASPONTINA
La inspiración de San Mateo
San Luigi dei Francesi
El Bautismo de Cristo , de Francesco Mochi
Fontana della Dea Roma
Obelisco Flaminio
Foro de Trajano
FORO DE AUGUSTO
Porta del Popolo
PIVS IIII PONT MAX
PORTAM IN HANC AMPLI
TVDINEM EXTVLIT
STRAVIT ANNO III
Por su parte, la fachada interior fue realizada por Gian Lorenzo Bernini para el papa Alejandro VII y ejecutada con ocasión de la llegada a Roma, el 23 de diciembre de 1655, de la reina abdicataria Cristina de Suecia, como recuerda la inscripción «FELICI FAVSTO[QVE] INGRESSVI ANNO DOM[INI] MDCLV» («para una entrada feliz y propicia, Año del Señor de 1655»), esculpida sobre el ático de la fachada interior por voluntad del mismo papa. También se colocó el escudo de familia de Alejandro VII (el monte de seis piezas coronado por la estrella de ocho puntas, emblema de los Chigi). La ubicación de la inscripción, además de su breve texto, es bastante singular: está sobre la fachada interior de la puerta en lugar de, como parecería más lógico, sobre la exterior, donde habría sido visible por quien entrara en la ciudad; se diría, argumenta Cesare D'Onofrio, que el papa quisiera de algún modo mantener las distancias de la intromisión y de la desbordante personalidad de la recién convertida ex-soberana, con todas las complicaciones diplomáticas relacionadas. La visita fue de todos modos un suceso memorable para el pueblo de Roma, tanto por la pompa y lujo, como por la decepción provocada a comerciantes y ambulantes que fueron obligados a suspender durante algunos días sus actividades para permitir la limpieza y mantener el decoro a lo largo de todo el recorrido del desfile desde la Porta del Popolo hasta San Pedro. Bajo la puerta habían pasado otros desfiles espectaculares: el más grandioso fue el del ejército francés de Carlos VIII, que el 31 de diciembre de 1494 desfiló durante más de seis horas brindando una rara demostración de potencia militar, pero también los desfiles de cardenales que, con el papa a la cabeza, se dirigían a caballo al consistorio suscitando la entusiasta y respetuosa admiración del pueblo de Roma.
La Fontana de Minerva
La cordonata de acceso a la Piazza del Campidoglio, con las estatuas de los dioscuros.
Monumento Nazionale a Vittorio Emanuele II
La Fuente de Moisés
La Fontana dei Dioscuri
Cronología de la antigua Roma
Fontana delle Api
La Fuente del Tritón
La Fuente del Tritón se erige en el Quirinal (Roma, Italia), cerca de la Fontana de Trevi (41°54′13″N 12°29′18″E). Fue realizada por el genial maestro del Barroco italiano, Gian Lorenzo Bernini. Esta espectacular fuente está ubicada en el centro de la Plaza Barberini, cerca de la entrada al Palacio Barberini (que hoy alberga la Galería de Arte Antigua), que Bernini ayudó a rediseñar para su patrón, Maffeo Barberini, que se había convertido en papa con el nombre de Urbano VIII. Queda a sólo unas manzanas de la obra de Borromini San Carlo alle Quattro Fontane. En la fuente, que Bernini ejecutó en travertino en 1642–43, el dios marino Tritón aparece lanzando un chorro de agua a través de una caracola, sentado sobre una enorme concha sostenida por cuatro delfines1 que entrelazan la tiara papal con llaves cruzadas y las abejas heráldicas de los Barberini en sus colas escamosas. El Tritón, la primera de las fuentes de Bernini, se erigió para proporcionar agua del acueducto de Acqua Felice, que Urbano había restaurado, en una celebración dramática. Fue el último gran encargo de su gran mecenas. El triunfal pasaje de Ovidio en Las metamorfosis Libro I, evocando un control similar al dios sobre las aguas y describiendo el secado tras el diluvio universal, que Urbano le dio a Bernini para ilustrarlo, era bien conocido para todos los contemporáneos romanos ilustrados:
Ya Tritón, a su llamada, aparece
Por encima de las olas; luce ropa tiria;
Y en su mano una trompeta retorcida lleva.
El soberano le pide que inspire pacíficos sones,
Y dé a las olas la señal para retirarse.
Su retorcida concha coge; cuya estrecha abertura
Crece poco a poco hasta hacerse grande,
Entonces sopla; el toque con sonido redoblado,
Recorre el amplio circuito del mundo entero:
El sol lo oyó el primero, en su temprano este,
Y encontró los ecos vibrantes en el oeste.
Las aguas, escuchando el rugir de la trompeta,
Obedece el mandato, y abandona la orilla.