También se exponen grandes sepulcros. El más conocido es el de James Montagu, el obispo de Bath y Wells entre 1608 y 1616. Cuenta la leyenda que, caminando por la abadía con el nieto de Isabel I, Sir John Harrington, les debió caer bastante agua procedente de goteras del techo. Sir John comentó: “Si esta iglesia no es capaz de resguardarnos de las aguas de ahí arriba cómo va a poder ayudar a otros ante los fuegos de allá abajo”. Montagu reconstruyó el tejado. La efigie que acompaña el sepulcro tiene mucho interés, pues James Montagu está investido como prelado de la Orden de la Jarretera, la más antigua y prestigiosa orden de caballería del Reino Unido.
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