Dos nazarenos con sus capirotes representando a un adulto y un niños, portando un candil y un cirio, en aleación de bronce y una altura de 1,5 metros, componen la escultura, que el Ayuntamiento de Guadalajara dedica en homenaje a la Semana Santa y que ha sido instalada en la plaza de Santa María junto a la concatedral. Es obra del escultor madrileño Óscar Alvariño
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