Al claustro se accede, desde el interior, por el singular Arco de Jamete, la obra más famosa del escultor Esteban Jamete; y directamente desde la calle, por uno de sus laterales. De fábrica de sillería de piedra pizarrosa, tiene planta cuadrada y dos alturas separadas por un entablamento clásico con triglifos y metopas. El primer piso tiene arcos de medio punto sobre pilastras, que fueron cerrados en el siglo XVIII por José Martín de Aldehuela con una composición neoclásica de exquisita traza; y el segundo, de orden apilastrado, también dórico, resaltado con chambranas decoradas con ovas y huecos recercados. La obra, comenzada por Andrea Rodi sobre las trazas de Vandelvira, fueron continuadas por Pedro de Aguirre y Pedro de Abril.
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