La Boca de la Verdad
Se decía que, en la Edad Media, al acusado de falsedad se le conducía delante de la máscara, obligándolo a introducir la mano dentro de la boca. Era inocente si, al sacarla, esta resultaba ilesa; en cambio, era culpable si es que venía mordido y amputado por la máscara. Y se decía también que los jueces de la época, convencidos de antemano de la culpabilidad del desgraciado, “ayudaban” a la máscara a cumplir con su deber, colocando a un hombre detrás del monumento con una espada afilada para tal fin. Más adelante, en el siglo XI, la máscara, que ya era famosa en Roma, se usaba de oráculo, incluso para saber si una mujer había sido infiel a su marido.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario