La historia del pedrón custodiado en la iglesia de Santiago en Padrón es de esas que se pierden en la niebla de los tiempos. Originariamente un ara romana, la tradición jacobea lo liga con la traslatio, la llegada por mar del cuerpo del Apóstol desde Palestina a Galicia, afirmando que esta fue la piedra en la que la barca apostólica se amarró cuando tocó tierra.
El pedrón es, como su nombre ya anuncia, un pedazo de granito tallado de considerable tamaño (mide 167 centímetros de alto) que, en origen, sirvió como ara (altar) en las ceremonias dedicadas al dios Neptuno. En su superficie se puede leer la inscripción NO ORI ESES D S P, que los expertos traducen como “a Neptuno con la aportación de los irienses”, lo que los lleva a confirmar la advocación al dios romano de las aguas. Muy posteriormente el pedrón fue “cristianizado” con la adición de una cruz grabada. También se dice que la pieza pudo ser utilizada de nuevo en algún momento como elemento para amarrar las embarcaciones que remontaban el río Ulla y posteriormente el Sar desde la ría de Arousa.
La narración jacobea le da a este pedazo de roca, ya relevante por su pasado romano, un papel importante en el periplo del cuerpo de Santiago el Mayor desde las costas de Palestina hasta las de Galicia. Según la leyenda, Atanasio y Teodoro, discípulos del Apóstol, trajeron sus restos por mar cruzando el Mediterráneo, atravesando las columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltar) y bordeando la brava costa atlántica de la Península Ibérica. La traslatio marítima, conmemorada hoy a lo largo de la ría de Arousa con un via crucis construido sobre islotes naturales, finalizaría en Padrón, con la llegada de la barca al puerto de Iria Flavia. Allí sería amarrada la nave al pedrón y desembarcado el cuerpo camino de la colina de Libredón, en la actual Compostela, donde acabaría siendo enterrado y redescubierto ocho siglos más tarde por el eremita Paio. Curiosamente, este hecho acabaría por provocar el traslado del obispado de Iria Flavia a Santiago, ahondando en las idas y venidas de la historia que se han dado entre las dos localidades, separadas por menos de veinte kilómetros.
El pedrón se encuentra hoy bajo el altar mayor de la iglesia de Santiago, uno de los puntos más hermosos del pequeño y cuidado casco antiguo de Padrón. El templo tiene origen medieval, aunque la mayor parte del edificio actual es de un sobrio neoclasicismo.
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