La cruz de Gayarre: lugar ideal para medir la calidad del aire (que es canción, según el poeta Claudio Rodríguez) y para que la vista se pierda bajo sus pies en la frondosa presencia del parque. Julián Gayarre, el famoso tenor del siglo XIX, fue un asiduo del monasterio, donde venía a remediar sus problemas de voz. En este rincón practicaba todas las tardes.
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