El cementerio de Luarca fue construido en 1813, tiene dos plantas con praderas de césped donde se asientan las tumbas y los panteones, algunos de ellos de estilo modernista y cubista, allí están enterrados algunos ilustres personajes de la villa de Luarca y se ha podido comprobar que la tumba más antigua data del año 1849. En una humilde tumba, rodeada de otras similares, sin destacar mucho, se encuentra la tumba de Don Severo Ochoa de Albornoz, Premio Nobel de Medicina en 1959 gracias a sus hallazgos sobre el mecanismo de la síntesis biológica del ácido ribonucleico (ARN) y del ácido desoxirribonucleico (ADN), las claves en el desarrollo posterior de la ciencia genética.
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