En el Cartulario del monasterio de Santo Toribio se conserva un documento, fechado en el año 925, en el cual se recoge la leyenda que cuenta que los condes de Liébana mandaron levantar la iglesia con la intención de trasladar a ella los restos de Santo Toribio. Sin embargo, al efectuarse el traslado de los restos del santo, ambos condes quedaron ciegos, no recuperando la vista hasta que el cuerpo no se devolvió al monasterio de Santo Toribio.
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