Lo más sobrecogedor de este edificio son las catacumbas, que impresionan a más de uno ya que fueron el antiguo cementerio en los tiempos coloniales. Estuvo funcionando como tal hasta 1810 y se calcula que en aquella época debió albergar hasta 25.000 personas. Hoy se pueden observar en las distintas salas un buen número de huesos clasificados por tipos y dispuestos en algunas ocasiones de forma bastante “artística”, como los de la fosa común. Algunas puertas de esta cripta - que según algunas hipótesís conducen a corredores que comunican con otras iglesias e incluso con el palacio de Gobierno - hacen de este lugar un espacio estremecedor.
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