El nombre de este sobrio y elegante edificio deriva del jardín de laureles que antiguamente se desplegaba en el lugar donde hoy se erige este templo. Los orígenes del mismo hay que buscarlos a finales del siglo XVI, momento en el que fue proyectado por Ottaviano Mascherino. No obstante, la iglesia cuenta con añadidos posteriores, como el campanario y la sacristía, del siglo XVII y obra de Nicola Salvi, padre de la famosísima Fontana di Trevi. En su interior, esta construcción da cabida a la primera gran obra pictórica de Pietro da Cortona: «El nacimiento de Jesús» (siglo XVII), que puede admirarse en la capilla de la derecha.
El convento de San Giorgio, a la izquierda, exhibe un hermoso claustro renacentista, un refectorio embellecido con pinturas al fresco y el monumento al papa Eugenio IV (cabeza visible de la Iglesia católica entre 1431-1447), que se trasladó aquí coincidiendo con la demolición del viejo San Pedro. Se dice que este excéntrico veneciano dilapidó miles de ducados en una corona de oro, pero que optó por ser enterrado de forma sencilla junto a su predecesor, Eugenio III. Su retrato, realizado por Salviati, está en el refectorio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario