El sepulcro fue encargado, por el propio Juan II de Ribagorza, muerto en 1528 y que fue virrey de Nápoles durante los años 1507 al 1509, lo que explica su encargo a talleres escultóricos de esta ciudad. Murió en Monzón en 1528, donde fue enterrado en la iglesia de Santa María del Romeral de esta ciudad y al año siguiente trasladado al monasterio de Montserrat donde se encontraba el sepulcro que había hecho traer de Nápoles.
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