La conversión de los judíos al cristianismo en Portugal fue masiva, obligada y a menudo ficticia. Renegaron de forma pública de su fe y sus costumbres, al igual que sucedió en España, para sobrevivir. Unos huyeron, otros fueron verdaderos convexos y otros mantuvieron su religión en secreto. Y todo ello hizo que no se conservaran sus barriadas de la mejor forma posible. Así, en Oporto, por ejemplo, la existencia del barrio semita es casi testimonial. Se fue desvaneciendo con el reniego de los suyos. En otras zonas, sin embargo, podemos visitar un patrimonio de enorme interés y desconocido por la mayoría. Pueblos y villas que atesoran un pasado relacionado con la cultura hebrea y que mantienen latente una conexión con ella.
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