Con la conquista islámica la villa apenas se encuentra habitada y se tienen pocas noticias.
Poco después los cruzados llegarán hasta la misma, tomando posesión de todo el territorio. En estos momentos el núcleo urbano empieza a convertirse en lugar de peregrinación, atrayendo asimismo a muchos curiosos que apreciaban la grandiosidad y belleza de sus monumentos.
A principios del XIX la ciudad es redescubierta. Las primeras incursiones llevadas a cabo por los primeros exploradores fueron fugaces, ya que no se permitía el acceso a los extranjeros. El primer explorador que pudo entrar en la zona de pasada fue Jean Louis Burckhardt en 1812.
Pero ante las noticias que iban llegando de los sorprendentes hallazgos, se sucedieron las incursiones, desarrollándose excavaciones arqueológicas a partir de mediados de siglo.
Empezarán así poco a poco las primeras exploraciones realizadas, que se centraron en un principio solamente en las tumbas y se ampliaron posteriormente a toda la urbe. Se conseguirá sacar a la luz la mayor parte de los edificios de la ciudad, mostrando su belleza y magnificencia al mundo entero.
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