Desde el deambulatorio, una escalera baja hasta la capilla dedicada a Santa Elena, pero hay que fijarse detenidamente en las paredes de la escalera recubiertas por cruces, incisas y grabadas en los siglos pasados. Los peregrinos armenios testimoniaban así la devoción por la Cruz de este pueblo. La emperatriz Elena fue también peregrina en Jerusalén en el año 327 para buscar la Santa Cruz.
¿Para qué marcaron nuestros antepasados cruces en la escalera que lleva a la capilla subterránea de santa Elena? Los expertos creen que se trata de un encargo a albañiles o picapedreros que podían ser como una petición a Dios o una señal de haber estado allí.
El peregrino iba a regresar a su tierra y esa cruz quedaba en señal de reconocimiento al lugar donde Cristo, el Hijo de Dios, fue crucificado para redimirnos. La escalera permanece muy cerca del lugar donde Jesús murió que se hiciera la Redención. Todo ello le da a cada pequeña cruz un gran valor.
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