Basílica de Santa María fue un edificio románico que cambió al gótico a mediados del siglo XIV cuando se iniciaron las nuevas obras por iniciativa de los vecinos de la ciudad y para rivalizar con la catedral, que se encuentra en el recinto del castillo de Wawel.
Si solamente nos quedáramos en el exterior podríamos observar un templo construido fundamentalmente en ladrillo y con detalles tan asombrosos como el Calvario que aparece en uno de sus ábsides o el pórtico barroco en la entrada principal que da a la Plaza del Mercado. Fue añadido en el siglo XVIII y por él entramos para hacer la visita. O eso pensábamos porque realmente estaba celebrándose misa y unos cuantos guardias de seguridad impedían el paso más allá de los últimos bancos y desde luego, de fotos, nada.
Así pues, nos fijamos un poco y vimos que la venta de entradas para hacer la visita turística está justo frente a la entrada de visitantes, en el lateral y allí fuimos para hacernos con los tickets y esperar al momento de entrar.
Mientras esperamos pudimos rodear la Basílica y observar las dos torres que guardan la entrada. La más alta, rematada por una serie de pináculos y una corona, recibe el nombre de Hejnal, por el famoso toque de trompeta que suena cada hora en directo desde lo alto en memoria de un trompetista medieval que murió abatido por el enemigo mientras tocaba la señal de alarma.
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