Durante la Guerra Civil, Campo Real, además de la pérdida de vidas humanas durante y después de la misma, y no siempre achacables a las propias circunstancias bélicas, sufrió nuevos daños en su patrimonio artístico, ya de por sí mermado en anteriores contiendas: se quemaron deliberadamente todos los objetos de culto (cuadros, bancos, retablos,) de la Iglesia de Santa María; se incendió la Ermita de los Remedios, haciendo que se perdiera su techumbre; se prendió fuego al pórtico de la Ermita de las Angustias, provocando su destrucción, además de romper las columnas que lo soportaban.
Entre los diversos cambios que la guerra llevó al municipio, uno fue el de su nombre, consolidado desde el siglo XVI, que es transformado por la comisión gestora del municipio en Campo Leal. Pero no sería ésta la mayor novedad durante el enfrentamiento bélico ya que al Este de su territorio se construyó un aeródromo militar, desaparecido al final de la guerra, que tendría una importante actuación durante las batallas del Jarama y de Brunete; otra importante novedad, debida a la interrupción de las comunicaciones ferroviarias entre Madrid y Valencia, rotas por el trazado de los frentes bélicos, fue la construcción del ferrocarril de los 40 días, que, pasando por Campo Real, comunicaba Madrid con Tarancón, en Cuenca, localidad hasta donde llegaba el ferrocarril de Valencia. El nombre lo tomó del tiempo estimado para su construcción y, dado que ésta se prolongó algo más de tres meses, también es conocido como el de los 100 días. Este trazado ferroviario continuó al final de la guerra hasta que se restableció el servicio de la línea principal, aproximadamente hasta acabar el año 1940.
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