En la Plaza de A Quintana, cuando el sol ya no alumbra, aparece una de las imágenes más fotografiadas de Santiago.
Cuenta la historia que hay una sombra que acompaña al peregrino durante el largo trayecto del Camino de Santiago. Siente su presencia durante los tramos más duros pero tan solo hay un lugar donde el caminante se encuentra con ella: en la plaza de A Quintana.La sombra, que renace cuando cae la noche y se enciende el alumbrado de esta plaza,de las cuatro que rodean la Catedral. Para muchos representa la imagen de un peregrino con indumentaria medieval, con sombrero y bordón.
La imagen acumula un sinfín de leyendas. Sin embargo la más extendida, de final trágico, cuenta que un sacerdote de la Catedral enamorado de una monja de clausura del convento de San Paio se reunía con ella a través de un pasadizo que existía bajo la escalinata de A Quintana y por el que se comunicaban la Catedral y el convento. Pasado un tiempo, el sacerdote cansado de la situación, le habría propuesto a su amada que se escaparan juntos. Se citó con ella al anochecer en la plaza y allí se presentó con la vestimenta del peregrino medieval, indumentaria que le permitiría no llamar la atención. La esperó pacientemente pero ella no acudió. Aún así, noche tras noche, el enamorado o su sombra, aún acude a la cita. Y la sigue esperando.
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