Anteriormente, en la zona que ocupa la actual catedra, existió una pequeña iglesia de madera dedicada al monje San Isaac de Dalmacia, que fue sustituida por otra de piedra desparecida a mediados del siglo XVIII. La actual Catedral de San Isaac se empieza a levantar en 1818 por el arquitecto francés Auguste Montferrand. Los andamiajes fueron realizados por el ingeniero español Agustín de Betancourt y las obras se prolongaron hasta 1858. Para su decoración se emplearon más de 40 minerales diferentes. El zócalo fue revestido de granito, las paredes y suelos del interior de mármoles rusos, italianos y franceses, las columnas de malaquita y lapislázuli. En la cúpula de 21,8 metros de diámetro, se emplearon alrededor de 100 kilos de oro. La catedral está adornada por 400 obras entre esculturas, pinturas y mosaicos. Durante la II Guerra Mundial, la cúpula fue pintada de gris para evitar atraer a los aviones enemigos.
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