Una de las joyas que se encuentran en la Cripta de la Almudena es la pintura de la Virgen de la Flor de Lis. Cuenta la leyenda que el rey Alfonso VI, cuando reconquistó Madrid para los cristianos y mientras se buscaba la talla de la Virgen de la Almudena, mandó pintar una Virgen que la recordara.
Los historiadores, sin embargo, dicen que la obra es posterior a todo eso, como del siglo XIII. La pintura se encontró en uno de los muros de la iglesia de Santa María de la Almudena, derribada en el siglo XIX.
La Virgen sostiene al Niño en sus rodillas y una flor de lis con la mano derecha. Con su blancura y los tres pétalos, la flor de lis podría representar la triple virginidad de la Virgen antes, durante y después de dar a luz a Jesucristo.
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