Después de la muerte de Cristo, cuando los apóstoles se esparcieron por el mundo para anunciar la buena nueva, durante un tiempo Marcos coincidió en Roma con Pedro, donde escribió su Evangelio transcribiendo las palabras del mismo Pedro. La leyenda dice que después Pedro lo envió inicialmente a evangelizar el Norte de Italia. En Aquileia convirtió Hermágoras, que luego fue el primer obispo de la ciudad. Después se embarcó, naufragó y la tormenta lo llevó a las isals Rialtinas, sobre las cuales nacería el primer núcleo de Venecia. Allí un ángel se le apareció en sueño y le dijo “Pax tibi Marce evangelista meus, hic requiescet corpus tuum” (Paz a ti Marcos, mi evangelista, aquí descansará tu cuerpo). La primera parte de esta frase (Pax tibi Marce evangelista meum) es la que podemos leer en el escudo de Venecia, en el libro que sostiene el león entre las patas.
De esta manera, el ángel habría dicho cual sería el lugar de su eterno reposo. Marcos se fue a evangelizar Alejandría, donde fundó la Iglesia conviertiéndose en su primer obispo. En esa misma zona, en Búcolis, hacia el an͂o 68/72, fue martirizado: fue torturado, atado con las sogas al cuello y arrastrado por las calles. Depués, ya muerto, fue parcialmente quemado. Tenía 57 an͂os.
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