Son muchos los pontífices que están enterrados en la basílica y las grutas a parte del apóstol san Pedro.
Algunas sepulturas son verdaderas obras de arte, aunque sí parecen obras de horror barroco, por ejemplo: las tumbas de papa Alejandro VII y la de papa Urbano VII, realizadas por Bernini.
Estas tumbas recuerdan la fragilidad de la vida, sobre todo la de Alejandro VII un esqueleto se hace pasar por la Dama Negra mientras escribe el destino en un pergamino y cuenta el tiempo con un reloj de arena.
Es una de las últimas obras de Bernini, aparte del aterrador esqueleto, posee cuatro magníficas estatuas que representan la justicia, la verdad, la prudencia y la castidad que rodean al pontífice sentado en un nicho.
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