En el 67 Pablo fue decapitado en Aquas Salvias, un lugar fuera de la ciudad y sin presencia de público, porque era ciudadano romano. A partir de ese momento el lugar pasó a llamarse ‘Le Tre Fontane’ (Las Tres Fuentes). Este nombre deriva del hecho de que la cabeza de san Pablo, al caer a tierra rebotó tres veces, y en cada rebote surgió milagrosamente una fuente. En el siglo V se construyó la iglesia de ‘San Pablo a las Tres Fuentes’, en cuya fachada una placa de mármol reza
“S. Pauli Apostoli martyrii locus ubi tres fontes mirabiliter eruperunt”
En la misma iglesia, que forma parte del complejo abacial de las Tres Fuentes junto con las iglesias de los Santos Vicente y Anastasio y Santa María Scala Coeli, podemos ver los tres edículos construidos sobre cada una de las fuentes que brotaron milagrosamente, alineadas, pero en diferentes niveles. El flujo de agua se mantuvo ininterrumpido hasta 1950, cuando fue cerrado, tal vez a causa de la contaminación, por lo que el agua ya no se distribuye a los fieles.
Cadenas de San Pablo. Basílica de San Pablo extramuros. Altar mayor
Sobre el altar mayor, en una urna de bronce y cristal podemos ver también la cadena que ataba a San Pablo al soldado romano que lo vigilaba, los primeros dos años de su estancia en Roma. La presencia de esta cadena en la basílica está documentada desde el siglo IV. Inicialmente estas anillas eran trece, pero solo quedan nueve, y tienen la forma de un ocho. En la capilla de las reliquias de la basílica hallamos también el bastón que se supone que San Pablo llevase en sus peregrinaciones. En cuanto a las otras reliquias, hemos visto que la cabeza se encuentra en San Juan de Letrán. Cuando cambiaron de relicario probablemente aprovecharon el momento para distribuir algunos restos del santo en diferentes iglesias, es decir dientes y pequeñas partes del cráneo.
Sepulcro de San Pablo
En 2009, bimilenario del nacimiento del apóstol, el papa Benedicto XVI dio al mundo la siguiente noticia:
“Estamos reunidos ante la tumba del Apóstol, cuyo sarcófago, conservado bajo el altar papal, ha sido recientemente objeto de un atento análisis científico: en el sarcófago, que nunca ha sido abierto en muchos siglos, ha sido practicada una pequeñísima perforación para introducir una especial sonda, mediante la cual se han detectado trazas de un precioso tejido de lino colorado de púrpura, laminado con oro, y de un tejido de color azul con filamentos de lino. Se ha detectado también la presencia de granos de incienso rojo y de sustancias proteicas y calcáreas. Además, pequeñísimos fragmentos óseos, sometidos al examen del carbono 14 por parte de expertos que no conocían su procedencia, han resultado pertenecer a una persona que vivió entre los siglos I y II. Esto parece confirmar la unánime e indiscutible tradición de que se trata de los restos del apóstol Pablo
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