El presbiterio elevado guarda la tumba de San Lorenzo, bajo el altar mayor.
A los lados del altar están los sepulcros de otros santos, como San Esteban Protomártir y San Justino. El suelo de mármol presenta decoraciones de estilo cosmatesco, típicas del arte medieval romano.
La Tumba de San Lorenzo ha sido meta de peregrinación desde la Antigüedad, situada bajo un baldaquino de mármol. El papa Pío IX, beatificado en el año 2000, está enterrado en esta basílica. El templo, posee un claustro medieval que constituye un hermoso ejemplo de arquitectura monástica del siglo XIII.
En definitiva, esta basílica tiene el gran honor de ser una de las siete iglesias principales del Jubileo Cristiano, tradicionalmente visitadas por los peregrinos. Es, además un lugar clave en la devoción a San Lorenzo, uno de los más famosos mártires cristianos del tiempo del Imperio Romano, y que es patrón de los diáconos, cocineros y pobres.
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