El Papa emérito Benedicto XVI ha sido enterrado en la tumba que ocupó san Juan Pablo II, según ha confirmado Matteo Bruni, el director de prensa de la Santa Sede.
Bruni ha explicado que Ratzinger había dejado por escrito su deseo de ser enterrado en este lugar de las grutas vaticanas, que lleva desocupado desde 2011, desde que los restos del Papa Wojtyla, tras su beatificación, tuvieron que ser trasladados a otro lugar de la Basílica de San Pedro que permitiese un mejor flujo de visitantes.
Desde entonces, la sepultura del Papa polaco se encuentra en la capilla de San Sebastián, entre la que acoge la Piedad de Miguel Ángel y la del Santísimo.
Juan XXIII
La que será la tumba del Papa alemán también fue el lugar de descanso inicial de san Juan XXIII, y se encuentra a pocos metros de la de san Pedro y ante la sepultura de las reinas Cristina de Suecia y Carlota de Chipre.
Ratzinger dejó dicho también que quería un funeral sobrio. «De acuerdo con los deseos del Papa emérito, el funeral será sencillo», dijo Bruni. El portavoz del Vaticano confirmó también que las únicas delegaciones oficiales que estarían presentes serían las de Italia y Alemania.
En el entierro rito han estado presentes su secretario personal, Georg Ganswein, y las cuatro consagradas Memores Domini de Comunión y Liberación que le han atendido estos últimos años de vida.
A las 10:53 horas doce sediarios, los antiguos portadores de la Silla Gestatoria papal, han introducido el féretro en la basílica de San Pedro y a las 12,38 horas se ha anunciado la conclusión de la sepultura.
El Papa Francisco ha rezado ante el ataúd de su antecesor, el difunto Benedicto XVI y, posteriormente, se ha acercado hasta las grutas vaticanas para darle un último adiós a quien ha sido, sus propias palabras el sostenimiento de la Iglesia «con su su silencio y su oración».
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