Fue construida en honor a San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, y su construcción comenzó en 1626 bajo el diseño del arquitecto jesuita Orazio Grassi.
La fachada de la iglesia, completada en 1685, es un ejemplo clásico del barroco romano, con su disposición dinámica de columnas y nichos.
El interior es especialmente notable por su decoración opulenta y su impresionante techo pintado por Andrea Pozzo, un maestro del ilusionismo arquitectónico.
La obra maestra de Pozzo, «La Apoteosis de San Ignacio», crea la ilusión de un espacio celeste en la bóveda, con figuras en perspectiva que parecen ascender al cielo.
Otro elemento destacado de la iglesia es el falso domo, también pintado por Pozzo. Debido a restricciones financieras, la iglesia no pudo construir una cúpula real, por lo que Pozzo utilizó su habilidad para pintar un efecto tridimensional que engaña al ojo y simula una cúpula elevada.
La iglesia alberga varios altares laterales dedicados a santos jesuitas y contiene numerosas obras de arte, incluyendo esculturas y frescos que narran la vida y los milagros de San Ignacio y otros santos jesuitas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario