La Capilla, construida con motivo del Jubileo del III milenio, aparece enseguida grandiosa, con el techo apoyado sobre una poderosa estructura de madera laminada, sostenida por muros revestidos con piedra local. Nueve son las vigas que lo sostienen como los nueve coros angelicales. Pero lo que llama la atención de inmediato es el elemento rocoso que incorpora. Procedentes de un antiguo patio de servicio, estas cuevas, además de recordar la primera esencia del Santuario, que es la cueva de piedra caliza del Gargano, representan visualmente la imagen del Sepulcro vacío y de la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte.
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