El primer santuario de aguas termales erigido en este lugar fue construido por los celtas, que lo dedicaron a la diosa Sulis, cuyo equivalente romano sería Minerva. No obstante, el nombre de Sulis siguió usándose tras la conquista romana de Britania, dato probado debido al nombre de la población de Aquae Sulis (literalmente, «las aguas de Sulis»). El templo romano fue construido entre los años 60-70 y el complejo termal durante los siguientes 300 años. Durante la ocupación romana de la isla bajo el reinado del emperador Claudio, este ordenó a sus ingenieros que trajeran postes de roble con el fin de proporcionar al complejo una base sólida y que rodearan la fuente de la que brotaban las aguas termales con un cámara de piedra irregular recubierta de plomo. El complejo incluía un caldarium (baño caliente), un tepidarium (baño templado) y un frigidarium (baño frío). Tras la retirada de los romanos de Britania durante el siglo V el edificio cayó en desuso y finalmente quedó enterrado bajo un constante proceso de sedimentación. La Crónica anglosajona sugiere que los baños originales fueron destruidos durante el siglo VI.
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