El 22 de septiembre de 1909, se exhumó el cuerpo de Bernadette. Aunque había pasado tanto tiempo, su cuerpo se mantenía incorrupto. Debido a este milagro, el Papa Pío XI la declaró beata el 2 de junio de 1925.
Ya que para canonizarla hacían falta otras revisiones del cuerpo, se le exhumó otra vez diez años después. Una vez más, los doctores encontraron el cuerpo en excelente estado de conservación y solo la piel se había deteriorado en algunos lugares. En esta ocasión se tomaron varias reliquias de su cuerpo.
La tercera exhumación se llevó a cabo en 1925. El cuerpo seguía incorrupto. Se mandaron a hacer la máscara de cera que lleva en la cara hoy en día y la que cubre sus manos.
Bernadette Soubirous fue canonizada por el Papa Pío XI el 8 de diciembre de 1933.
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