A principios del siglo XVIII, el palacio original de Peterhof difería bastante de su aspecto actual. Muchas de las fuentes aún no habían sido instaladas y el parque Alejandra y el parque Superior no existían. En su lugar existían huertos de verduras y sus respectivas albercas. La fuente de Sansón y su gran pedestal tampoco estaban instalados en el canal y este último se utilizaba como gran entrada marítima hacia el complejo palaciego.
Quizás el cambio más representantivo en el diseño de Pedro I fue la concepción del Gran Palacio como pieza central y prominente. Originalmente se le llamó palacio Superior y era algo más grande que el resto de estructuras del complejo. No obstante, con el añadido de las alas, realizadas entre 1745 y 1755 por el arquitecto italiano Bartolomeo Rastrelli y financiadas por Isabel de Rusia. Asimismo, la Gran Cascada se decoró en abundancia comparada con el aspecto original. Hasta bien entrado el siglo XIX se fueron ampliendo las fuentes originales y añadiendo otras nuevas.
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