Siempre en el mismo lago acontece el milagro de apaciguar las aguas recogido en Lucas 8, 22-25. Cuando una noche se encontraban en la barca Jesús y sus discípulos que atemorizados por el fuerte oleaje lo despertaron: -Maestro, ¡Maestro estamos perdidos! -fue entonces que Jesús se alzó y ordenó a los vientos cesar y a las aguas calmarse, y pasó así el temporal.
Pero el más significativo de todos es sin duda el pasaje en el que Jesús camina sobre las aguas del Mar de Galilea descritas por Juan 6, 16-21. Una tarde Jesús subió al monte a orar y sus discípulos viendo que se hacía noche y no regresaba, decidieron volver a Cafarnaúm subieron a la barca y zarparon el mar estaba muy agitado y soplaba un fuerte viento cuando al improviso vieron llegar a Jesús caminando tranquilamente sobre las aguas.
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