Toribio de Astorga trajo de Jerusalén el trozo más grande de la Cruz de Cristo que existe en el mundo. Lo protegió en el monasterio que lleva su nombre. El obispo leonés también llegó con otras reliquias y sembró el misterio sobre su propio cuerpo –aún escondido- o el más sorprendente, el Arca de la Alianza.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario