La ciudad de Roma abunda en monumentos antiguos y en iglesias, no hay dudas. Podemos hacer un recorrido turístico por uno y por otro grupo y si elegimos el segundo entonces no podemos pasar por alto la Basílica de San Lorenzo Extramuros. ¿Por qué? Bueno, es una bonita iglesia, es una de las siete iglesias de peregrinación de la ciudad y además, suele ser mas pacífica y tener menos gente que las iglesias mas populares de la ciudad. Y yo creo firmemente en que una iglesia se disfruta más cuando hay poca gente que entre una multitud.
Esta basílica está dedicada, como su nombre lo indica, al mártir San Lorenzo. San Lorenzo es el patrono de los bibliotecarios y fue un diácono que vivió alrededor del año 250 de la Era Cristiana. Entonces, el emperador Valeriano empezó a perseguir a los cristianos y pasó por la navaja a varios, entre ellos a Lorenzo que era uno de los tesoreros y archivistas de la iglesia. Bueno, más que degollarlo lo hizo arder en una parrilla. Costumbres de la época que tardaron siglos en desaparecer.
Bien, esta basílica fue construida en el año 580 y está situada cerca del Cementerio de Verano. Es una de las más antiguas de la ciudad y claro, en ella descansan los restos de San Lorenzo cuyo santo se festeja el 10 de agosto. Antes de la basílica funcionaba aquí un oratorio mandado a construir por Constantino y las excavaciones arqueológicas descubrieron criptas antiquísimas.
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